Cuando se trata de una alimentación ligada a un proceso de quimio o radioterapia, es importante tener en cuenta sus efectos dominó; la recomendación de los especialistas es combinar elementos crudos con escalfado o cocciones no demasiado prolongadas que puedan eliminar los nutrientes; y el grupo de los vegetales debe dominar las porciones, seguido del de las proteínas, los cereales y las leguminosas.
En la atención preventiva, tanto antes como durante un tratamiento, es necesario erradicar el consumo de alcohol y de los azúcares procesados, pues esto sólo aletarga el proceso metabólico del cuerpo.
Todo equilibrado
Un equivalente de cada uno de los grupos puede ser repartido en las porciones:
- Verdura: brócoli cocido o champiñón (media taza), chayote o coliflor (una taza), acelga o espinaca cruda (dos tazas) o un jitomate.
- Fruta: una manzana, higo, dátil, naranja o mandarina (2 piezas), fresas o frambuesas (1 taza), durazno (2 tazas) o guayaba (tres piezas)
- Cereales y tubérculos sin grasa: amaranto tostado o arroz cocido (¼ taza), avena en hojuela (½ taza), avena cocida (¾ de taza), un bolillo.
- Leguminosas: cocidas, media taza. Entre las más populares están alfalfa, chícharo, fríjol, alubia, garbanzo, habas, ejote, lentejas y cacahuate.
A detalle
Combina vegetales verdes crudos, como la espinaca, con alimentos ricos en ácido ascórbico, como limón, toronja, naranja y jitomate.
Los derivados del maíz, mezclados con las leguminosas, ayudan a obtener proteína de alto valor biológico, de igual o mayor valor que la carne.
Los cereales con grasas procesadas (galletas, cereales de caja o pasteles) tienen un agregado de azúcar, por lo que no se recomienda su ingesta.
Aunque se recomienda el consumo de soya, es importante revisar con tu médico sus efectos durante un tratamiento.
