La granada es una fruta de piel gruesa de color amarillo o dorado con semillas rodeadas de una jugosa pulpa color rojo.
Fue introducida a México por misioneros españoles y su cultivo se adaptó principalmente en Puebla. Es parte de la dieta tradicional mexicana en platillos como los chiles en nogada.
El pigmento rojo de su pulpa revela la presencia de antioxidantes, que protegen las células de la oxidación, evitando que se obstruyan las arterias, promoviendo una mejor salud cardiovascular.
Los antioxidantes protegen también contra el cáncer, al inhibir la proliferación de células cancerosas y promover su destrucción. Se cree el consumo de granada ayuda a la desinformación de las articulaciones en personas que artritis.
Contiene además ácido cítrico que funciona como bactericida, además de que favorece la eliminación de ácido úrico y sus sales a través de la orina por lo que es adecuado en casos de gota y piedras en riñón por las sales de este compuesto.
Como la mayoría de las frutas y verduras, su contenido en vitaminas, minerales y fitoquímicos fortalece el sistema inmunológico. Las semillas y granos de granada son fuente de fibra y de grasas benéficas.
La granada además es rica en potasio, que favorece el equilibrio de minerales en las células y con ello ayuda a tener un mejor control del sodio en la sangre, hecho relevante en personas con hipertensión.
Como la mayoría de las frutas se recomienda consumir la granada fresca y desgranada. No se recomienda consumir en jugos comerciales, pues contienen grandes cantidades de azúcares añadidos.
