Hace unos años, el reumatólogo Juan Carlos Arana Ruiz y un grupo de colegas se encontraron con que varios de sus pacientes estaban desarrollando síndrome de Cushing.
Éste es un trastorno hormonal caracterizado por el aumento de peso y la acumulación de grasa en ciertas áreas del cuerpo, y cuya causa es la exposición a altos niveles de cortisol durante un tiempo prolongado.
Intrigados sobre cuál podría ser el origen de estos casos, los especialistas dieron con que los pacientes tomaban un suplemento alimenticio con extracto de ajo rey, sustancia que se ofrece en el mercado presuntamente para reducir los malestares y dolores que prevalecen en los huesos y articulaciones.
“Sometimos a un escrutinio de laboratorio a través de análisis bromatológico a esos productos, porque lo que había en común en los pacientes es que tomaban precisamente este supuesto extracto de ajo rey, que resulta que tenía dexametasona”, cuenta Arana Ruíz en entrevista telefónica a la Agencia Reforma.
“Hay suplementos que se ofertan al por mayor y los puedes encontrar incluso en el centro comercial, y tienen cosas adicionales a lo que realmente dicen que tienen. Y pueden ser bastante peligrosas, como justamente la dexametasona, que es un glucocorticoide que tiene 20 o 30 veces la potencia del cortisol”, añade el especialista.
Para Arana Ruíz, este es uno de los casos que reflejan lo laxa que es la regulación de la industria de los suplementos alimenticios en México, sobre los cuales existe una brecha educativa tan amplia que la gama de productos que se comercializan libremente bajo tal clasificación es muy amplia.
Productos dirigidos a deportistas, mujeres, adultos mayores o con padecimientos específicos, en la mayoría de los casos jactándose de ser de origen natural, aunque el reumatólogo subraya que lo natural no necesariamente es inocuo, independientemente de la contaminación con otras sustancias. (Agencia Reforma)
