Es conocida como la fruta de la pasión -porque parecería contener elementos que se usaron en la Crucifixión de Jesús: cruz, clavos y martillo- el maracuyá es rico en vitaminas, proteínas, minerales y carbohidratos.
Cuando madura, su cáscara es lisa y rugosa. Su pulpa es gelatinosa, de color amarillo y ligeramente ácida.
El jugo de maracuyá es rico en tiamina, riboflavina, retinol y niacina, y aporta una cantidad importante de antioxidantes, excelentes para retrasar el envejecimiento prematuro.
Aporta innumerables beneficios para la buena salud del sistema nervioso y es antitumoral; es decir, evita la proliferación de tumores en el cuerpo.
Además contribuye a tener una piel sana, evita la aparición de enfermedades de la vista, protege el sistema inmune, combate el estreñimiento, cura el insomnio, fortalece los músculos, beneficia al sistema cardiovascular y favorece en bombeo sanguíneo.
La fruta de la pasión la puedes disfrutar en zumos y refrescos, yogures y postres lácteos, chocolates, caramelos, galletas, salsas y mermeladas, pero lo más recomendable es disfrutar la fruta natural.
Es una fruta por tanto perfecta para todas las edades, estupenda para la temporada invernal y especialmente adecuada para niños, deportistas y todo aquel que necesite un poco de energía extra a lo largo de la jornada.