Lo bueno y lo malo de la comida rápida | Cultura Saludable

Lo bueno y lo malo de la comida rápida

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Foto(s): Cortesía
Redacción

La dinámica de la vida moderna y las obligaciones laborales nos obligan muchas veces a destinar muy poco tiempo para la hora de los alimentos y optamos por comer cualquier cosa en la calle. Por eso son tan rentables los negocios de comida rápida.

A la par, estamos consientes de que una alimentación mal balanceada es mala para nuestra salud. Entonces, ¿qué es lo recomendable?

Lo ideal es que, si comemos este tipo de alimentos, evitemos los que contienen mucha sal o azúcares añadidos, que no aportan ningún otro valor nutritivo, así como los que contienen grasas saturadas, pues elevan los niveles de colesterol y aumentan el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.

Las frituras comerciales, golosinas y los alimentos muy procesados listos para comer contienen muchos de los elementos que no nos aportan beneficios.

Es recomendable preparar algo de comida en casa y llevarla al trabajo. Eso regula las porciones que consumimos y garantiza la limpieza y calidad de los ingredientes de cada platillo.

Sin embargo cuando eso es imposible y el único remedio es comer en la calle, existen tips puntuales para seleccionar las opciones más saludables, aunque la recomendación general es consumirlos ocasionalmente.

Al ordenar en alguna cadena de fast food, la Clínica Mayo destaca que es mejor comprar las presentaciones de tamaño regular o las versiones pequeñas de los productos y elegir acompañamientos sanos; por ejemplo, una ensalada con aderezo bajo en grasa, una pieza de elote, arroz al vapor o papas al horno.

En tanto, los alimentos fritos y empanizados, como los sándwiches de pollo crujientes, dedos de queso y pescado rebozado en aceite, tienen alto contenido graso. Es preferible seleccionar carnes magras a la parrilla o asadas. Lo que se bebe es otro factor a considerar. En vez de malteadas y refrescos, se aconseja pedir agua simple, té helado sin azúcar o agua mineral.

Estreñimiento, gastritis, síndrome del intestino irritable, resistencia a la insulina, elevación temprana de la glucosa y acumulación de tejido graso a nivel abdominal son algunos de los padecimientos ligados a un exceso de estrés, ansiedad y malos hábitos alimenticios, coinciden las especialistas.  (Con información de Agencia Reforma)