El icónico té verde | Cultura Saludable

El icónico té verde

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Foto(s): Cortesía
Rolando Espinosa

El té llegó a Japón en el siglo 9, de la mano de monjes budistas zen, quienes lo impregnaron de un sinfín de elementos rituales.

Aunque los japoneses producen y beben pequeñas cantidades de tés blancos, negros y oolongs, el  verde es, sin duda, el gran preferido. A lo largo y ancho del territorio japonés es posible hallar entre 14 y 20 variedades históricas, así como algunos 'blends'.

Hablamos del primer té que produjeron como región, así como de la tipología que perfeccionaron en términos de manufactura. Los japoneses son responsables de la cocción por vapor o 'steaming', técnica que permite fijar al máximo el verdor del té.

 

Es una variedad que satisface el gusto local, tanto a nivel sensorial como nutrimental. Mucho más dulce que la de otros polos productivos, con gran frescura y tonos marinos yodados, sin los típicos descriptores de hierba verde y humo que caracterizan a algunos tés verdes chinos.

La infusión se consume fría o caliente, junto o después de los alimentos: los japoneses sostienen que la digestión se beneficia con elementos a una misma temperatura (caliente con caliente). Sencha, bancha, hojicha son tan frecuentes que pueden solicitarse en supermercados y restaurantes de especialidad, al compás de nigiri, maki, chirashi, inari, oshi, nare y todo tipo de sushi.

Pero también se utiliza como ingrediente. Los japoneses han desarrollado variedades de gama media para aromatizar caldos, acompañar el arroz o dar aroma y sabor a helados, postres, galletas y mochis.