Ulises Pérez, un médico oaxaqueño en Japón | Cultura Saludable

Ulises Pérez, un médico oaxaqueño en Japón

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Foto(s): Cortesía
Ana Lilia Pacheco

Ulises fungió como traductor de médicos asiáticos durante su estadía de especialidad en el hospital Adolfo López Mateos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en la Ciudad de México, donde lo animaron a estudiar en Japón durante un año, convirtiéndolo en el primer mexicano -y oaxaqueño- en obtener un espacio para especializarse en cirugía de hombro en ese país asiático.

El doctor Ulises Pérez Montesinos tiene la medicina en la sangre, pues su mamá es médica general y su papá, reumatólogo, por lo que él y su hermana decidieron seguir los mismos pasos, e incluso fueron catedráticos clases en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).

Durante el internado, recuerda Ulises, es sus guardias en la sala de ortopedia, quedó fascinado por las cirugías de esta especialidad, principalmente las de artroscopia, un procedimiento quirúrgico apoyado por una cámara.

Fue así que decidió elegir esta área y al terminar la especialidad, uno de sus profesores lo invitó a trabajar en el sector privado. Una fractura de radio distal fue su primera consulta como ortopedista profesional.

Pros y contras de la medicina en México

El doctor Ulises comenzó a trabajar en 2015 y asegura que la tecnología en la ortopedia ha avanzado mucho, pues las cirugías ya no son como antes; ahora la cirugía robótica ya es una práctica cada vez más común en el país.

Sin embargo, aún hoy hay casos que no deberían pasar en México, como el caso de las luxaciones, pues sólo hay dos opciones:  un error médico o mal diagnóstico.

Lamenta también que en Oaxaca aún se practique la medicina tradicional que no ocupa un método científico, pues a pesar de que es buena en algunos casos, debe estar reglamentada, como ocurre en Japón, donde incluso se practica acupuntura en importantes hospitales, pero bajo ciertos requisitos.

Grandes logros

El doctor Montesinos recuerda que uno de los casos más difíciles que ha tratado es una luxación mal diagnosticada y mal operada dos veces, hecho que provocó que el paciente perdiera parte de la clavícula; sin embargo gracias al injerto de un cadáver, se pudo salvar el brazo del paciente.

También tiene muy presente su primera cirugía en Oaxaca, una de tobillo, que contraria a otras que había realizado, en las que siempre estaba su profesor a lado, en esta ocasión estaba solo con su enfermera instrumentista. Por fortuna la cirugía resultó tan exitosa que la persona sigue siendo su paciente.

Eso sí, aclara que los casos que no acepta son los multi tratados, como ocurrió en una ocasión cuando recibió un paciente que tuvo tres cirugías mal realizadas, pues parecían obra de especialistas que no sabían qué estaban haciendo. El hueso del paciente ya estaba prácticamente muerto.

Un oaxaqueño en Japón

Ulises relata que cuando estaba haciendo su especialidad en la Ciudad de México, en el hospital Adolfo López Mateos, llegaron médicos asiáticos que necesitaban un traductor. Ulises, que hablaba suficiente inglés, levantó la mano.

Por una semana acompañó a los médicos a distintos hospitales, y durante los recorridos aprovechaba para hacerles preguntas médicas, lo que derivó en que le recomendaran ir a Japón a especializarse. 

Sin dudarlo, Ulises hizo exámenes en la embajada, envió papeles y aunque pensó que no lo aceptarían -había 80 personas de todo el mundo postuladas y sólo admitirían a 13-, fue aceptado.

Lo que seguía era conseguir beca o dinero para su estancia en Asia, que fue de un año. Por fortuna una empresa le pagó el transporte y lo demás lo costeó su familia. 

Actualmente, Ulises da clases en su alma mater, pues sus papás siempre le inculcaron el cariño por ella, además, tiene su consultorio particular.