La necesidad de Yanet Jennings de capacitarse y actualizarse en nuevos temas respecto del cuidado de la mujer se ha visto impulsada por sus mismas pacientes, y esto lo ha hecho desde su primera consulta.
Yanet Jennings Aguilar es orgullosamente oaxaqueña formada en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), donde, durante su internado, gracias al buen trato de los médicos ginecólogos, decidió tomar esta especialidad.
Su primera paciente sin la asesoría de un médico adscrito, recuerda, fue una embarazada, por quien sintió una gran responsabilidad; entonces comenzó a cuestionarse sobre qué tratamiento le iba a dar; no obstante, éste episodio la empujó a estudiar más sobre el embarazo, sus requerimientos y sus necesidades.
El gusto de la especialista por la medicina lo fue adquiriendo porque un círculo cercano a su familia se dedicaba a esta profesión, además, siempre ha sido amante de la anatomía humana y de las ciencias.
Para ella, la formación del médico es cuadrada; no obstante, escuchar a una mujer y no verla como paciente, sino como un ser humano le abrió la ventana a ver más allá del diagnóstico.
“Cada mujer es diferente y se debe dar la mejor calidad de atención y no juzgar las decisiones. Eso lo he aprendido de las mismas pacientes, pues lamentablemente no me lo dio la carrera, no me lo enseñaron los maestros, sino la experiencia de ver en cada una de las pacientes a una mujer y la vida que ha llevado y que me comparte”, resalta.
Mujer camaleónica
El día que Yanet se dio cuenta de que la mujer es “camaleónica” decidió dedicarse cien por ciento a la ginecología, e hizo su especialidad en el Hospital General de México.
Asegura que la mujer tiene muchos cambios en su vida y la obstetricia permite ofrecer atención diversa, pues “la mujer va a cambiar en muy pocos años en sus vidas, y así podemos acompañar y ayudar en estos cambios y procesos”.
Relata que durante su trayectoria ha confirmado lo que descubrió cuando era estudiante, pues ha conocido muchas historias, experiencias y modos de vida, por lo que se siente muy agradecida de que las mujeres le tengan esa confianza.
Incluso, confiesa que esas historias le han hecho cambiar su forma de pensar como persona, mientras que como médico, le han enseñado que todas tienen diferentes necesidades.
“Siento que tengo muchas máscaras y, dependiendo de las necesidades que tiene la mujer, me pongo una diferente. Si quieren embarazarse, si no pueden embarazarse, si tienen algún dolor; como persona me ha hecho ver que todas somos diferentes y que las experiencias que hemos vivido nos llevan a necesidades distintas”, subraya.
Confianza, la clave
La ginecobstetra comparte que ha conocido a muchas mujeres maravillosas en su consultorio que se han convertido en amigas y ejemplos de vida: “Eso es un regalo de esta profesión”.
Asegura que esto lo ha logrado gracias a la confianza mutua; sin embargo, señala que también es importante su confianza en ella misma y en sus conocimientos médicos.
“Tengo confianza en que se va a hacer lo posible para que todo salga bien y eso se transmite. Tengo confianza en las pacientes, que ellas mismas seguirán el tratamiento, el hecho de que nosotros confiemos en la paciente se ve reflejado en el resultado”, señala.
La doctora Yanet Jennings resalta que uno de sus objetivos es seguir aprendiendo, evolucionando y cambiando conforme a las necesidades de la población y de las mujeres que la visitan.
“Deseo que las mujeres decidan sobre sus vidas, acciones y proyectos. Que los avances en legislaciones vayan de la mano con sus derechos, sus vidas, y que cada vez sean más las mujeres que puedan decidir sobre todas las cosas”, destaca.
“El trabajo que hago no es nada más mío, sino desde la chica de recepción, las personas que hacen las fotografías, el anestesiólogo, el pediatra, las enfermeras, la persona que limpia el quirófano. Todos dicen gracias doctora, pero es mucha gente la que me acompaña para que las cosas salgan bien”, subraya.
