Con sólo acariciar a una mascota, una persona puede sentir tranquilidad y alegría.
Los estudiantes de la Preparatoria No. 2 de la UANL fueron testigos de ello, pues durante el semestre que recién terminó notaron cómo su estado de ánimo mejoró al convivir con perros, darles de comer, pasearlos y jugar con ellos.
Estas actividades fueron parte de “Cuéntaselo a un perro”, programa que el bachillerato comenzó en febrero en busca de mejorar el bienestar emocional de la comunidad estudiantil a través de intervenciones asistidas con canes.
“Como vimos un nivel de ansiedad y estrés muy alto regresando ahora en pandemia, vimos la necesidad de implementar este programa”, señaló Celina Alvarado, responsable del grupo estudiantil Happiness, que impulsó la iniciativa.
El programa consiste en sesiones grupales entre estudiantes y un binomio (perro y entrenador), en donde los chicos tuvieron la oportunidad de participar en diferentes actividades de convivencia con el animal, diseñadas para mejorar el desarrollo de las personas.
Los binomios son parte de la asociación Humanízate, aprende de un perro, y están entrenados para estas intervenciones.
Ayudan a socializar
Otro beneficio que notaron fue la mejoría en la socialización de los estudiantes, sobre todo aquellos con ansiedad por convivir después de dos años de estar aislados en casa.
Uno de los principales cambios que notaron en los chicos que participaban fue el mejoramiento en su bienestar emocional.
“Es una liberación de estrés y ansiedad, porque sientes cómo los perritos sienten tu negatividad y ellos mismos se quieren acercar a ti”, dijo Mía Mendoza, alumna de 16 años, quien sentía gran estrés debido al regreso a clases presenciales.
“Al momento de estar con los perritos, aunque no puedan hablar, aunque no puedan dar consejos, sé que ellos escuchan y te sientes bien”.
De acuerdo con especialistas, está científicamente probado que la interacción con animales disminuye los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés, y eleva los de oxitocina, asociada al bienestar.
Los alumnos participaron de forma voluntaria o eran canalizados a través del departamento de Psicopedagogía. Las sesiones eran cada 15 días. (Agencia Reforma)
