La miel de abeja es un estuche de monerías. Contiene sustancias importantísimas por su potencial antimicrobiano, por tanto es utilizada como medicina alternativa contra diversas afecciones.
Su alto contenido de azúcares (principalmente glucosa y fructosa) y su bajo contenido de agua, hacen de la miel un ambiente adverso para el crecimiento y multiplicación de las bacterias.
De hecho, se ha demostrado que la miel provoca cambios en la morfología y estructura de las bacterias, llegando incluso a romperlas, comprometiendo su supervivencia.
Es rica en vitamina B6, tiamina, niacina, riboflavina y ácido pantoténico; contiene calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, fósforo, potasio, sodio y cinc.
“La sonrisa es como la miel, todo lo cura”
Akanksha Sathe
Consumir un poco de miel ayuda a mantener la piel sana, evita el estreñimiento y mejora el sueño, entre otros beneficios. Por ser antimicrobiana es muy útil para tratar quemaduras menores y heridas superficiales.
Al ser rica en vitaminas, minerales y aminoácidos, es un poderoso agente antimicrobiano contra los dolores de garganta. Contiene, además, antioxidantes que frenan la aparición de líneas de expresión que provoca el envejecimiento.
Entre sus propiedades terapéuticas se encuentra también su eficacia contra la astenia, la anorexia, el envejecimiento prematuro, algunas enfermedades de la piel y la arterioesclerosis.
