Durante las vacaciones y específicamente, durante los fines de semana, se registra un incremento de este problema, debido a las actividades de esparcimiento que se celebran durante los días de descanso, aunado a que las personas ingieren más cantidad de bebidas embriagantes a causa del clima caluroso.
El alcohol en exceso es agente causante de más de una decena de enfermedades, como cirrosis hepática, desórdenes neuropsiquiátricos, diabetes, obesidad, daños en el corazón, hígado y estómago, así como desnutrición, anemia, falta de coordinación o problemas de memoria, déficit de atención, deterioro irreparable en el sistema nervioso central, entre otros.
Esta conducta de riesgo es más frecuente entre los adolescentes y jóvenes, de ahí que las autoridades mantengan estrategias permanentes de concientización, orientación, atención en adicciones, fomento de hábitos y relaciones saludables.
Ante todo esto es esencialmente importante evitar tomar licor para saciar la sed, no sumarse a las rondas y juegos que impliquen abusar de estas sustancias ni manejar bajo sus efectos, además de no combinar el alcohol con bebidas “energéticas” u otras drogas y respetar la decisión de quien no quiere beber.
