¿De qué sirve hablar con uno mismo? | Cultura Saludable

¿De qué sirve hablar con uno mismo?

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Foto(s): Cortesía
Redacción

“Hablar con uno mismo ayuda a resolver un problema en determinado momento o encontrarle una solución a una situación”, indica David Guerra, psicólogo clínico y Líder Nacional de Bienestar en la Universidad TecMilenio.

Esto ocurre porque un verdadero diálogo interno implica reflexionar. No se trata sólo de que cruce un pensamiento por la cabeza y dejarlo ir, sino de abrir una conversación a partir de ello, es decir, permitir un análisis.

“Eso es algo necesario para poder darle un repaso a las cosas que estamos viviendo durante el día, para cuestionarnos nuestras propias opiniones o la manera en que actuamos ante una situación, cómo reaccionamos”, explica el psicólogo Guerra.

“Reflexionar nos sirve para tomar una decisión más asertiva o más atinada en determinada situación”.

A las personas impulsivas que actúan sin pensar o medir las consecuencias, ejemplifica, les ayuda a analizar mejor antes de tomar una decisión. Otra característica del diálogo interno es que ayuda a conocerse.

“Conocernos sirve para descubrir qué nos hace felices”, apunta la psicoterapeuta Martha Patricia Zavala, especialista en clínica con niños y adolescentes. "A reflexionar sobre nuestros deseos, sobre nuestras prioridades, sobre nuestras formas de ser felices".

Como reflexionar puede ser complicado porque toca aspectos difíciles de la mente, resulta más fácil distraerse con televisión o internet que ponerse a pensar.

 

Cuando no tenemos estos espacios de reflexión, de discernimiento, vamos actuando de una manera muy mecánica e impuesta por la sociedad

Javier Gutiérrez Ornelas

Médico y director de Mindfulness Monterrey

 

Habla contigo mismo

Lo principal para hablar con uno mismo es darse tiempo. Hay muchas formas de hacerlo, pero la recomendación de los especialistas para quienes van a comenzar a practicarlo es dedicar unos momentos al día.

El tiempo varía según cada quien: pueden ser tres minutos o una hora. No es necesario sentarse en posición de loto y cantar un "om". Se puede hacer sentado o acostado.

Con toda la atención enfocada en el momento, puedes empezar lanzando una pregunta como ¿cómo me siento hoy? o ¿qué es lo que más me gusta de mi trabajo? También puede ser un concepto en general: familia, salud o la vida.

Lo importante, reiteran los expertos, es abrir paso a la reflexión. Si se vuelve complicado tener un diálogo hacia adentro, se puede empezar por afuera.

A los adultos se les recomienda empezar a fomentar esta reflexión en los niños y adolescentes a través de las preguntas.

Cuestionarle, por ejemplo: ¿cómo te has sentido?, ¿cuál fue el mejor momento de hoy o el más triste?

(Agencia Reforma)