Por más de cien años, la terapia de reiki ha ayudado a gestionar emociones con técnicas específicas que devuelven la armonía y energía al cuerpo humano a través de las manos, y ayudan a la recuperación de enfermedades.
Esta terapia también ayuda a personas que están llevando un tratamiento contra el cáncer, pues de acuerdo con Mauri Sol Acosta, maestra reiki, el cáncer afecta el funcionamiento de algunos órganos, provocando que bajen las vibraciones de las células.
La terapeuta explica que un cuerpo humano sano trabaja en una frecuencia de 80 hertz de energía. Cuando se presenta una enfermedad, en este caso el cáncer, esta frecuencia disminuye a 60 hertz provocando que ciertos órganos trabajar más que otros y generando palidez y baja de peso en el paciente.
Mauri Sol explica que la terapia de reiki -a través del tacto-, ayuda a que el paciente recupere su energía y que su cuerpo, cuando recibe la quimioterapia, trabaje más rápido y de la mejor manera posible.
Confiar en la terapia de reiki, ayuda a despojarse de temores que ayudan a que la terapia funcione mejor en el proceso de relajación del cuerpo, y el paciente comienza a sentir mejoría, llamada por muchos “recuperación milagrosa”.
La especialista explica que el reiki acelera los procesos de sanación, restaura las células y acelera la recuperación, pero subraya que dependerá del historial clínico y de la salud mental de cada persona.
Menciona que en caso de que sea una persona en etapa terminal, la terapia reiki ayudará al paciente a no sentir tantos dolores y contracciones en el cuerpo para tener un final más tranquilo.
